martes, 7 de diciembre de 2010

I. LOS PROPÓSITOS DE LA DEFINICIÓN


El lenguaje es un instrumento muy complicado. En la infancia y muchos de nosotros durante toda nuestra vida, aprendemos el uso adecuado del lenguaje observando e imitando la Conducta  lingüística de la gente con la que nos encontramos y de loS libros que leemos.
Hay circunstancias en que los métodos usuales de observación e imitación ya no bastan y se hace necesaria una instrucción formal, es decir, una explicación deliberada del significado de los términos. Explicar la significación de un término es dar una definición del mismo.
Dar definiciones no es el método fundamental para educar a la gente en el uso y la comprensión correctos del lenguaje; es, más bien, un recurso complementario para llenar las lagunas que ha dejado el método fundamental.
En la conversación o en la lectura, a menudo damos con palabras que no nos son familiares y cuyo significado no queda aclarado por el contexto. Para comprender lo que se dice es menester descubrir lo que las palabras significan; es aquí cuando aparece la necesidad de las definiciones. Un propósito de la definición, por ende, es enriquecer el vocabulario de la persona para la cual se da la definición.
Otro propósito al que puede servir la definición es eliminar la ambigüedad. Quizá la mayoría de las palabras tienen dos, o más, significados o sentidos distintos, pero habitualmente esto no origina ningún inconveniente. En algunos contextos, sin embargo, no está claro el sentido que se pretende dar a una palabra determinada y en estos casos decimos que la palabra es ambigua. En el capítulo precedente hemos analizado los razonamientos falaces que resultan del uso inconsciente de términos ambiguos y los caracterizamos como falacias de equívoco.
Tales razonamientos solo son engañosos si la ambigüedad pasa inadvertida.
Cuando se analiza la ambigüedad, su apariencia persuasiva desaparece y la falacia queda a la vista. Pero, para disipar la ambigüedad necesitamos dar definiciones que expliquen los diferentes significados de la palabra o frase ambigua.
El lenguaje no solamente puede llevar a hacer razonamientos falaces, sino que puede también originar discusiones que son puramente verbales. Algunos desacuerdos aparentes no corresponden a genuinas diferencias de opinión, sino simplemente a usos diferentes de un término. Allí donde la ambigüedad de un término clave ha originado una disputa verbal, a menudo podemos poner fin al desacuerdo señalando la ambigüedad. Logramos esto dando las dos definiciones diferentes del término, de modo que puedan distinguirse claramente los dos significados y quede disipada la confusión.
El segundo propósito de la definición, es eliminar la ambigüedad, tanto para poner de manifiesto las falacias de equívoco como para resolver disputas que son puramente verbales.
Cuando un término necesita aclaración, decimos que es vago. Aclarar el significado de un término equivale a eliminar su vaguedad, lo cual se logra dando una definición del mismo que permita decidir, para cada situación particular, si es o no aplicable en ella. Esta motivación suele confundirse con la segunda que hemos expuesto, debido a que a veces se confunde la vaguedad con la ambigüedad. Pero éstas son dos propiedades totalmente distintas.
Un término es ambiguo en un contexto determinado, cuando tiene dos significados distintos y el contexto no aclara en cuál de ellos se lo usa. En cambio un término es vago cuando hay 'casos límites' tales que es imposible decidir si el término en cuestión se aplica o no a ellos.
Estas 'dificultades' pueden parecer triviales, pero en ciertas circunstancias pueden adquirir gran importancia práctica.
Otra finalidad que podemos perseguir aún al definir un término es formular una caracterización teórica adecuada del objeto al cual deberá aplicársele.
Además de las razones precedentes para definir términos, que son las más importantes, puede haber también otra que conduce a la formulación de 'definiciones' retóricas o persuasivas. La persona que da una 'definición persuasiva' de un término no trata de explicar el significado literal del mismo, sino de gravitar en las actitudes o agitar las emociones de sus lectores u oyentes-de cierta manera definida. Así, una persona puede salir en defensa de un amigo acusado de falta de tacto elogiando la honestidad de su amigo y definiendo 'honestidad' como la actitud de decir la verdad sin consideración de las circunstancias. Aquí, el propósito de la persona en cuestión no es dar una explicación del significado literal de la palabra 'honestidad', sino lograr que sus oyentes transfieran a la conducta de su amigo la valoración emotiva de carácter laudatorio que se adscribe al término 'honestidad'. Su lenguaje no es informativo, sino que funciona expresivamente. El valor emotivo que se quiere transferir no necesita pertenecer inicialmente al término definido, sino que puede estar adscripto a una  palabra usada al formular la definición.

II. TIPOS DE DEFINICIÓN

Antes de distinguir diferentes tipos de definición, debemos observar que las definiciones lo son siempre de símbolos, pues solamente los símbolos tienen significados, que las definiciones explican. Podemos definir la palabra 'silla', puesto que tiene un significado; pero, aunque podemos sentarnos sobre ella, pintarla, quemarla o describirla, no podemos definirla, pues una silla es un artículo, un mueble, no un símbolo con un significado que debamos explicar. Hay dos maneras de formular una definición: hablando acerca del símbolo definido o hablando de aquello que designa. Así, es igualmente correcto decir: La palabra 'triángulo' designa una figura plana limitada por tres líneas rectas.
O:
Un triángulo es (por definición) una figura plana limitada por tres líneas rectas.
En este punto, debemos introducir dos términos técnicos que se usan en la teoría de la definición. El símbolo que se debe definir es llamado el definiendum, y el símbolo o conjunto de símbolos usados para explicar el significado del definiendum recibe el nombre de definiens. Por ejemplo, en la definición anterior la palabra 'triángulo' es el definiendum y la frase 'una figura plana limitada por tres líneas rectas' es el definiens. El definiens no es el significado del definiendum, sino otro símbolo o grupo de símbolos que, de acuerdo con la definición, tiene el mismo significado que el definiendum.
El primer tipo de definición que examinaremos es la que se da de un término totalmente nuevo, cuando se lo introduce por vez primera. Cualquiera que introduzca un nuevo término tiene completa libertad de estipular qué significado le dará.
La asignación de significaciones a términos nuevos es un problema de elección; podemos dar a las definiciones que efectúan tal asignación el nombre de definiciones expectativas. Claro está que no es necesario que el definiendum de una definición estipulativa sea un sonido, una marca o una sucesión de letras absolutamente nuevas. Basta con que sea nuevo en el contexto dentro del cual se da la definición. Los análisis tradicionales sobre este tema no son muy claros, pero, al parecer, las que hemos llamado definiciones estipulativas han sido designadas a veces como definiciones 'nominales' o 'verbales'.
Hay muchas razones que pueden provocar la introducción de nuevos términos.
En las ciencias es frecuente la introducción de nuevos términos. Es muy ventajosa la introducción de un símbolo técnico nuevo, definido de manera que signifique algo cuya formulación requeriría una larga sucesión de palabras familiares. Al hacer esto, el científico economiza el espacio que necesita para escribir sus informes o teorías y también el tiempo que ello demanda.
Pero, lo que es más importante, reduce de este modo la cantidad de atención o de energía mental necesaria, pues cuando una frase o una ecuación se hace demasiado larga, su sentido no puede ser 'captado' fácilmente.
Hay también otra razón que impulsa al científico a introducir nuevos símbolos. La carga emotiva de las palabras familiares son a menudo un inconveniente para alguien que solo está interesado en su significación literal o informativa. La introducción de nuevos símbolos, definidos explícitamente de manera que tengan el mismo significado literal que los familiares, liberará al investigador de la distracción que puede derivarse de las asociaciones emotivas de estos últimos.
Dado que un símbolo definido mediante una definición estipulativa no tiene ningún significado anterior, la definición no puede considerarse como una afirmación o un informe de que el definiendum y el definiens tienen el mismo significado.
Lo tendrán para todo el que acepte la definición, pero esto es algo posterior a la definición y no un hecho afirmado por ella.
Una definición estipulativa no es verdadera ni falsa, sino que debe ser considerada como una propuesta o una resolución de usar el definiendum de manera que signifique lo que el definiens, o como un pedido 0 una orden. En este sentido, una  definición estipulativa tiene un carácter directivo más que informativo. Las propuestas pueden ser rechazadas, las resoluciones violadas, las solicitudes denegadas, las órdenes desobedecidas y las estipulaciones ignoradas, pero ninguna de ellas puede ser, en este aspecto, verdadera o falsa. Lo mismo ocurre con las definiciones estipulativas.
-Claro está que las definiciones estipulativas pueden ser apreciadas desde otros puntos de vista. El que un término sirva o no al propósito para el cual fue introducido es una
cuestión de hecho. La definición puede ser demasiado oscura o demasiado compleja para cumplir una finalidad útil. No se trata de que una definición estipulativa sea tan 'buena' como cualquier otra, sino de que los criterios para compararlas no pueden ser los de verdad o falsedad, pues estos términos simplemente no se les aplican. Las definiciones estipulativas solamente son arbitrarias en el sentido especificado. Pero, el que sean claras u oscuras, ventajosas o desventajosas, etc., son cuestiones de hecho.
Cuando el propósito de la definición es eliminar la ambigüedad o enriquecer el vocabulario de la persona para la cual se la construye, si el término definido no es nuevo sino que tiene ya un uso establecido, la definición es entonces lexicográfica y no estipulativa. Una definición lexicográfica no da al definiendum un significado del cual carecía hasta ese momento, sino que informa acerca del significado que ya tiene.
Indudablemente, una definición lexicográfica puede ser verdadera o falsa. Así, la definición:
La palabra 'montaña' designa una gran masa de tierra o roca que se eleva a considerable altura por encima de la región circundante.
es verdadera; es un informe veraz acerca de cómo usan la palabra 'montaña' las personas de habla castellana (o sea, lo que quieren significar con ella) .Por otro lado, la definición:
La palabra 'montaña' indica una figura plana limitada por tres líneas rectas.
es falsa, pues es un informe falso acerca de cómo usan la palabra 'montaña' las personas de habla castellana. Ésta es la diferencia importante que existe entre las definiciones estipulativas y las lexicográficas. Puesto que el definiendum de una definición estipulativa no tiene ningún significado aparte de  la definición que lo introduce 0 anterior a ella, ésta no puede ser falsa (o verdadera) .Pero, dado que el definiendum de una definición lexicográfica tiene un significado anterior e independiente, su definición es verdadera o falsa, según que este significado se transmita correcta o incorrectamente. Si bien las consideraciones tradicionales a este respecto no son muy claras, parece que las definiciones que llamamos lexicográficas han sido llamadas a veces definiciones 'reales'.
Debemos aclarar un punto concerniente a un problema de 'existencia'. El hecho de que una definición sea estipulativa o lexicográfica no tiene nada que ver con el problema relativo asi el definiendum designa algún objeto 'real' o 'existente'.
En este punto debemos hacer una aclaración, pues al afirmar que las definiciones lexicográficas del tipo referido son verdaderas o falsas en realidad hemos simplificado una situación compleja". El hecho es que hay muchas palabras que se usan de diferentes maneras, no porque tengan toda una variedad de significados corrientes, sino por lo que llamaríamos 'error'.
El uso de las palabras es una cuestión estadística y una definición de una palabra cuyo uso esté sujeto a este tipo de variación no puede ser una simple enunciación 'del significado' del término, sino una descripción estadística de 'los significados' del mismo, tales como se hallan determinados por los usos que tiene en el lenguaje corriente. La necesidad de las estadísticas lexicográficas no puede eludirse mediante la referencia al uso 'correcto', pues esto también es una cuestión de grados, ya que se mide por el número de escritores de 'primer rango' que coinciden en el uso de un cierto término. Además, los vocabularios literarios y académicos tienden a quedar rezagados respecto del desarrollo del lenguaje vivo, que es el que sale de los labios del hombre de la calle. Los usos heterodoxos suelen llegar a ser ortodoxos; por eso, las definiciones que sólo transmiten los significados aprobados por una aristocracia académica pueden ser muy engañosas. Claro está que la idea de obtener definiciones estadísticas es utópica, pero los diccionarios tratan de aproximarse más o menos a ella indicando cuales son los significados 'arcaicos' o 'anticuados' y cuáles son 'familiares' o 'vulgares'. Con las anteriores limitaciones, podemos seguir afirmando que las definiciones lexicográficas son verdaderas o falsas, en el sentido de que representan o no el uso real. Ni las definiciones; estipulativas ni las lexicográficas pueden servir para eliminar la vaguedad de un término. Una expresión vaga es aquella que da origen a casos límites, tales que
es imposible decidir con respecto a ellos si se les aplica o no.
No puede apelarse al uso ordinario en busca de una decisión, pues éste no es suficientemente claro sobre la cuestión. Para llegar a una decisión, pues, es necesario ir más allá del uso ordinario; una definición que permita decidir acerca de los casos límites debe ir más allá de lo puramente lexicográfico. Daremos a tal definición el nombre de definición aclaratoria.
La definición aclaratoria es diferente de la estipulativa, porque su definiendum no es un nuevo término sino que tiene un uso ya establecido, aunque vago. Por consiguiente, el que construye una definición aclaratoria no tiene libertad de asignar cualquier significado que se le ocurra al definiendum; debe, por e contrario, permanecer 'fiel' al uso establecido, hasta donde éste llegue.
Con todo, para poder superar la vaguedad del definiendum, debe ir más allá del uso establecido. La exacta medida en que puede ir más allá de éste, la manera en que llena las lagunas o resuelve los conflictos que hay en el uso establecido, es en cierto sentido un problema de convención, pero no totalmente. Muchas decisiones de carácter legal formulan definiciones aclaratorias en las cuales se precisan algunos términos que aparecen en las leyes, de modo que incluyan o excluyan específicamente el caso en cuestión. A menudo los juristas presentan argumentos tendientes a justificar esas decisiones; esta práctica demuestra que no consideran sus definiciones aclaratorias como puras convenciones, ni siquiera en aquellos ámbitos que habían quedado fuera del uso anterior ya establecido. Por lo contrario, tratan de guiarse en parte por las intenciones que se supone tenían los legisladores que sancionaron la ley, y en parte por lo que el jurista considera que es de interés público. Los términos 'verdadero' y 'falso' solo parcialmente se aplican a las definiciones aclaratorias; su aplicación a ellas significa que la definición concuerda o no concuerda con el uso establecido, dentro del alcance de éste. Al juzgar la manera en que una definición aclaratoria va más allá del uso establecido, cuando éste es oscuro, no podemos aplicar criterios de verdad o falsedad; debemos hablar más bien de su conveniencia o inconveniencia (especialmente en un contexto legal o semilegal, o de su cordura o desatino.
La mayoría de las 'disputas por definiciones' surgen en conexión con las definiciones teóricas. Hemos llamado 'definición teórica' de un término a aquella que trata de formular una caracterización teóricamente adecuada de los objetos a los cuales se aplica. Proponer una definición teórica equivale a proponer la aceptación de una teoría, y, como lo sugiere el nombre, las teorías son evidentemente discutibles. De aquí que una definición sea remplazada por otra a medida que aumentan nuestro conocimiento y nuestra comprensión teórica. En una época los físicos definían el calor como un fluido sutil e imponderable, mientras que en la actualidad lo definen en términos de la energía cinética de moléculas que se mueven al azar. Los mismos criterios que se aplican a las definiciones teóricas se aplican también, justamente, a las teorías mismas. Haremos el examen de estas últimas en la Tercera parte, la última de este libro.
Los que tienen cierto conocimiento de los escritos de Platón reconocerán que ñas definiciones que buscaba constantemente Sócrates, tal como aparece. éste en las obras del primero, no eran estipulativas, ni lexicográficas, ni aclaratorias, sino teóricas.
Sócrates no estaba interesado en ningún informe estadístico acerca de cómo usaba la gente la palabra 'justicia' (o 'valor', o 'templanza', o 'virtud')  aunque insistiera al mismo tiempo en que toda definición propuesta debía estar en consonancia con el uso real. Tampoco le interesaba dar definiciones precisas de esos términos, pues no dirigía su atención a los casos límites.
Muchos filósofos se proponen definir términos tales como 'bueno', 'verdadero', 'hermoso', etc. Su discusión de las definiciones propuestas por otros indica que no buscan simplemente definiciones estipulativas. Tampoco buscan definiciones lexicográficas, pues si así fuera la simple consulta a los diccionarios o el cateo de la opinión pública acerca del uso de la palabra bastaría para dirimir la cuestión. N o es tampoco una definición aclaratoria del término lo que se pretende alcanzar, como lo indica el hecho de que algunos filósofos concuerden acerca de la aplicación de la palabra 'bueno' en todas las circunstancias. Sin que surgían desavenencias a causa de casos límites, y sin embargo difieren en cuanto a la manera en que debe definir se la palabra. Los filósofos, al igual que los científicos, se interesan principalmente por la construcción de definiciones teóricas'. Éstas reciben a veces el nombre de definiciones 'analíticas', si bien este término tiene también otro sentido.

 

e término tiene también otro sentido.

III. DIVERSOS TIPOS DE SIGNIFICADO


Puesto que una definición es la explicación del significado de un término, es fundamental que recordemos muy bien los diferentes sentidos de la palabra 'significado'. Como este tema fue analizado en el capítulo II no necesitamos repetir lo que dijimos en él. Sin embargo, debemos establecer un nuevo distingo respecto de lo que hemos llamado significado descriptivo o literal, especialmente en relación a los términos generales o términos de clase, que se aplican' a más de un objeto. Un término general tal como 'planeta' es aplicable exactamente en el mismo sentido a 'Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, etc. En un sentido totalmente aceptable, estos diversos objetos a los cuales se aplica el término 'planeta' son indicados por la palabra, o constituyen su significado. Así, al afirmar que todos los planetas tienen órbitas elípticas, parte de lo que queremos afirmar es que Marte tiene una órbita elíptica; otra parte, que Venus tiene una órbita elíptica, etc. En cierto sentido, el significado de un término consiste en los objetos a los cuales el término puede aplicarse. Este sentido de la palabra significado, su sentido referencial, ha recibido tradicionalmente el nombre de significado extensional o denotativo. Un término general o de clase denota los objetos a los cuales puede correctamente aplicarse, y estos objetos constituyen la extensión o la denotación, del término.
Pero el anterior no es el único sentido de la palabra 'significado'. Comprender un término es saber cómo aplicarlo correctamente, pero para ello no es necesario conocer todos los objetos a los cuales puede correctamente aplicarse. Lo único que se necesita es disponer de un criterio que permita decidir, respecto de cualquier objeto, si cae o no dentro de la extensión del término.
Todos los objetos que pertenecen a la extensión de un cierto término tienen algunas propiedades o características comunes que es justamente lo que nos induce a usar el mismo término para denotarlos. Las propiedades poseídas por todos los objetos que caen dentro de la extensión de un término reciben el nombre de intención o connotación de este término. Los términos de clase, o sea generales, tienen un significado intencional o conmotativo y otro extensional ó denotativo.
Hay otros usos de la palabra 'connotación' en los que se la emplea para referirse a la significación total de una palabra, tanto emotiva como descriptivamente, ya veces también a su significado emotivo solamente. Así, alguien puede decir de una persona que "no es un hombre". Aquí, la palabra 'hombre' es usada expresivamente, para comunicar una cierta actitud o un sentimiento. A veces se equipara esta función expresiva con la 'connotación' de un término, ya veces se la incluye dentro de ésta. Pero los lógicos usan la palabra en un sentido más estrecho. En nuestro uso, connotación e intención forman parte de la significación informativa de un término.
Aun con esta restricción, tenemos que distinguir todavía entre varios sentidos de la palabra 'connotación'. Hay tres sentidos diferentes del término, que han sido llamados el subjetivo, el objetivo y el convencional. La connotación subjetiva de una palabra para una determinada persona es el conjunto de propiedades que, en la creencia de esta persona, poseen los objetos incluidos en la extensión de la palabra. Es indudable que la connotación subjetiva de un término puede variar de una persona a otra. El concepto de connotación subjetiva es inadecuado para los propósitos de la definición porque aquélla varía, no solamente de un individuo a otro, sino también para el mismo individuo en diversos momentos, ya que éste puede adquirir nuevas creencias o abandonar las viejas. Nos interesan más las significaciones públicas de una palabra que sus interpretaciones privadas; por ello, después de mencionar las connotaciones subjetivas las eliminaremos de toda consideración ulterior.
La connotación objetiva o intención objetiva de un término es el conjunto total de características comunes a todos los objetos que constituyen la extensión del mismo. La connotación objetiva no varía en absoluto de un intérprete a otro, pues si todos los planetas tienen la propiedad de moverse en órbitas elípticas, por ejemplo, ella formará parte de la connotación objetiva de la palabra 'planeta', sea o no conocida por cualquiera que use el término. Pero el concepto de connotación objetiva es inconveniente por su propia naturaleza. Aun en los casos raros en que se conoce la extensión completa del término, sería necesario ser omnisciente para conocer toda las características compartidas por los objetos que caen dentro de su extensión. Puesto que nadie tiene tal omnisciencia, la connotación objetiva de un término no es el significado público en cuya explicación estamos interesados.
Dado que somos capaces de comunicarlos entre nosotros y de comprender los términos que usamos, los significados intencionales o connotativos de éstos no son subjetivos ni objetivos, en los sentidos que hemos explicado. Los que atribuyen el mismo significado a un término deben usar el mismo criterio para decidir, con respecto a cualquier objeto, si forma o no parte de la extensión de ese término. Así, hemos acordado en usar la propiedad de ser una curva plana cerrada, cuyos puntos como, equidistantes de otro interior llamado centro como nuestro criterio para decidir, con respecto a cualquier figura, si debe ser llamada o no un 'círculo'. Este acuerdo establece una convención y de aquí que este significado de un término reciba el nombre de connotación convencional o intensión convencional.
La connotación convencional de un término es su aspecto más importante para los propósitos de la: definición y de la comunicación, pues es público y al mismo tiempo puede ser conocido por personas que no son omniscientes. Por brevedad, usaremos las palabras 'connotación' e 'intensión' en el sentido de' connotación convencional o intensión convencional, a menos que especifiquemos lo contrario.
Como hemos explicado ya, la extensión o denotación de un término es la colecciónenfadosa variedad de sentidos que encontramos en el caso de la intensión. N o obstante ello, el concepto de extensión no carece de interés. Entre otras cosas, se ha alegado que la extensión de un término cambia de tanto en tanto, de una manera que no ocurre con la intensión. Se ha dicho que la extensión de la palabra 'hombre' cambia casi continuamente, ya que siempre hay hombres que mueren y niños que nacen. Esta extensión variable no corresponde a la palabra 'hombre', concebida como denotando a todos los hombres, o sea tanto a los que han muerto como a los que aún no nacieron, sino más bien a la expresión 'hombre viviente'. Pero esta expresión tiene el sentido de 'hombre viviente ahora', en donde la palabra 'ahora' se refiere al presente fugaz. Es digno de mención, a este respecto, el hecho de que la extensión se halla determinada por la intensión, pero la recíproca no es válida. Así, la intensión o connotación de 'triángulo equilátero' es la propiedad de ser una figura plana limitada por tres segmentos de recta de igual longitud. Su extensión está constituida por todos los objetos que tienen esta propiedad, y sólo por ellos.
Finalmente, consideremos aquellos términos que, si bien tienen un significado perfectamente claro, no denotan nada en absoluto. Usamos esos términos siempre que negamos la existencia de cosas de un cierto tipo. Cuando decimos que no hay unicornios, afirmamos que el término 'unicornio' no denota, que no tiene extensión o denotación. A veces, es conveniente decir que esos términos tienen extensión 'vacía' o 'nula', lo que equivale a lo mismo. Tales términos revelan que la significación concierne más a la intensión que a la extensión.
La distinción que hemos establecido entre intensión y extensión, y el reconocimiento de que las extensiones pueden ser vacías o nulas pueden usarse para resolver la ambigüedad que en algunos casos tiene la palabra 'significación'. Es así como podemos refutar la siguiente falacia de equívoco:
La palabra 'Dios' no carece de sentido; por lo tanto, tiene una significación. Ahora bien, por definición la palabra 'Dios' tiene la significación de un ser supremamente bueno y omnipotente. Por consiguiente, este ser supremamente bueno y omnipotente, Dios debe existir.
El equívoco reside aquí en las expresiones 'significación' y 'sin significación'. La palabra 'Dios' no carece de significación y por tanto tiene una intensión o connotación que constituye su significado, en cierto sentido.

IV. TÉCNICAS DE LA DEFINICIÓN


Podemos dividir las técnicas de la definición en dos grupos, el primero de los cuales se basa principalmente en la denotación o extensión y el segundo en la connotación o intensión. La manera más "obvia y sencilla: de instruir a alguien sobre la denotación de un término es dar ejemplos de los objetos denotados por éste.
Es una técnica usada con frecuencia y que resulta a menudo muy efectiva. Tiene, sin embargo, algunas limitaciones que deben conocerse.
Una limitación obvia y trivial del método de definir mediante ejemplos es que no puede usarse para definir palabras que no tienen denotación, tales como 'unicornio' o 'centauro'.
Basta, pues, con mencionarla, para pasar a limitaciones de carácter más serio.
Observamos en la sección precedente que dos términos con significados diferentes (intensiones) pueden tener exactamente la misma extensión. Si se define un término dando una enumeración completa de los objetos denotados por él, esta definición no logrará el fin de distinguirlo del otro término que denota los mismos objetos, aun cuando ambos términos no son sinónimos. Esta limitación del método de definir mediante ejemplos es una consecuencia del hecho de que, si bien la intensión determina la extensión, la extensión no determina la intensión.
' La limitación precedente, sin embargo, es muy 'académica', pues son muy pocos los términos cuyas extensiones pueden enumerarse de manera completa. Es imposible enumerar los infinitos números denotados por la palabra 'número', como es prácticamente imposible enumerar el número finito, pero literalmente astronómico, de los objetos denotados por la palabra 'estrella'. En casos como éstos, nos vemos obligados a dar una muestra o enumeración parcial de los objetos denotados, y esta restricción implica una limitación más seria. Cualquier objeto tiene muchísimas propiedades y, por eso, está incluido en la extensión de muchísimos términos diferentes. De ahí que cualquier ejemplo mencionado en la definición denotativa de un término podrá ser mencionado también, con igual propiedad, en las definiciones denotativas de muchos otros términos. Un individuo particular, Juan Pérez, puede ser mencionado como ejemplo en la definición de 'hombre', de 'animal', de 'marido', de 'mamífero' o de 'padre'. Por eso, mencionarlo no ayudará a distinguir entre los significados de cualquiera de estos términos.
Hay un tipo especial de definición mediante ejemplos que recibe el nombre de definición ostensiva o demostrativa. En vez de nombrar o describir los objetos denotados por el término que se quiere definir, como en el tipo ordinario de definición
connotativa, la definición ostensiva se refiere a los ejempos señalándolos o mediante algún otro ademán. Un ejemplo de definición ostensiva o demostrativa seria: la palabra 'escritorio' significa esto, junto con un ademán tal como señalar con un dedo o con un movimiento de cabeza en dirección a un escritorio.
Es evidente que las definiciones ostensivas tienen todas las limitaciones que hemos mencionado en el examen precedente.
Además, la definición ostensiva tiene ciertas limitaciones que son propias de ella. Dejando de lado la limitación geográfica relativamente trivial debida al hecho de que no es posible definir ostensivamente la palabra 'rascacielos' en un pueblo pequeño, o la palabra 'montaña' en una llanura, hay una ambigüedad esencial propia de los ademanes que debemos considerar.
Señalar un escritorio es también señalar una parte de él, el color, la forma, el tamaño, el material de que está hecho, etc. y también, de hecho, todo lo que se halle en la misma dirección que el escritorio, por ejemplo, la pared que está detrás de él o el jardín que está más allá. Solo puede disiparse esta ambigüedad agregando al definiens alguna frase descriptiva, lo que da como resultado algo que podría llamarse una definición casi ostensiva.
Este agregado, sin embargo, frustra el propósito al cual  debían servir las proposiciones ostensivas. Se ha afirmado a veces que éstas son las definiciones 'primeras' o 'primarias', en el sentido de que todas las otras definiciones suponen el conocimiento de algunas palabras (aquellas usadas en el definiens) y por tanto, no pueden ser usadas hasta no haber definido previamente esas palabras. Se ha insinuado que esta dificultad puede evitarse comenzando con definiciones ostensivas. Es por medio de estas definiciones, han sostenido algunos autores, empezamos a comprender las primeras palabras. Puede verse fácilmente que esta afirmación es errónea, pues es menester aprender la significación o el sentido de los ademanes mismos. Si .señalamos con el dedo el costado de la cuna de una criatura, es tan probable que la atención de ésta, si logramos atraerla, se dirija hacia el dedo como a la dirección señalada.
y seguramente nos haríamos en la misma dificultad en lo que respecta a la definición de gestos mediante otros ademanes.
Para comprender la definición de cualquier signo, es necesario comprender ya algunos signos. Esto confirma nuestra anterior observación de que la manera primaria de aprender a usar el lenguaje es por medio de la observación y la imitación, y no por
definición.
Debemos destacar que estas observaciones acerca de las definiciones ostensivas solo atañen a las especiales interpretaciones de ellas que se dan aquí. Algunos autores de libros de lógica incluyen en el significado de 'definición ostensiva' el proceso de 'oír con frecuencia la palabra cuando el objeto que denota está presente'. Pero tal proceso no sería una definición, en el sentido en que hemos usado el término en este capítulo.
Sería más bien la manera primaria, anterior a las definiciones, de aprender el uso del lenguaje.

Equipo 4 conformado por:

Miguel Angel Flores
Mayte Sinai Garduño
Ana Maria Lazareno
Fernanda Soto
Jenny Vazquez

Grupo 452